martes, 5 de abril de 2011

La sonrisa vertical

Hace ya algunos dias que no escribo, más por pereza que otra cosa. Pero llegar a estas horas a casa y que estén echando en la tele un partido es motivo más que suficiente para apoyarme en mi teclado y desfogarme un rato.

Estuve la semana pasada en la consulta de mi ginecóloga, quien me mandó a monitores para que me midieran la frecuencia cardiaca de Marco, que a tenor de sus pulsaciones parece ser muy tranquilo. Como el padre, pensé yo, y la gráfica así lo corroboró.

Iba con un miedo espantoso, eso de los monitores, aunque te lo cuenten, suena a Gran Hermano, y ya me imaginaba yo en un sala llena de cables y cámaras adentrándose en mi útero. Nada que ver. Una camilla aséptica, un tensiómetro, una correa tipo cinturón de seguridad del coche, y una maquinita registrando algo parecido a un electrocardiograma es todo cuato había en aquella salita. Eso, y el latido de mi niño de BSO.

Me tocó una matrona dicharachera y hippy a la que no le importó que se me cayeran las lágrimas a chorro de puro miedo: mujer, llora, llora todo lo que tengas que llorar, pero vamos, que si no sabes relajarte, piensa en lo difícil que es hablar inglés y la gente aprende. No era cuestión de soltarle una fresca cuando en su ánimo estaba el de motivarme, pero me dieron ganas de decirle que don de lenguas he tenido siempre, y que a unas malas, siempre me quedará Gary, o la nativa Jane, que viendo como domina el castellano, debe dominar  la lengua de Shakespeare como Heidi a las cabras.

Entre sonrisas y lágrimas me dijo que todo iba bien, pero que aún así, quería que pasara a la consulta que el médico quería hablar conmigo. A mi esto me acojonó bastante, dada mi tendencia natural a ponerme siempre en lo peor. Y el médico resultó ser una estupenda doctora, que me quitó de un plumazo muchos miedos, que me dijo que mi niño pesaba 2'8 kilos y que el líquito amniótico estaba estupendo... por si fuera poco, me extendió una caja de Kleenex... y se despidió con lo que a mis oidos sonó pura poesía: espero que cuando nazca tu bebé me traigas una foto para ponerla en ese corcho, porque va a ser precioso. Preciosa tú, pensé yo. No entra en el sueldo tanta amabilidad y cierta dosis de afecto, pero son tan reconfortantes o más que un buen diagnóstico.

Por cierto, que antes de ir al hospital a los monitores, estuve en el centro de salud donde me habían citado para un exudado. Qué palabra más fea. Dos cosas descubrí allí, bueno, mejor dicho tres.

1.- Que el exudado no tiene nada que ver con sudores vaginales, eso es sólo en mi imaginación.
2.- Que la prueba consiste en meterte una pincho moruno sin carne por delante y otro por detrás, lo que no resulta doloroso, pero es una auténtica marranada
3.- La adorable niña del telecupón, Lara, está embarazada y le estaban haciendo la curva. ¡Toma exclusiva!

La verdad, que hasta que no te quedas embarazada, la expresión "me toca el coño" está vacía, carente de sentido... y ya llegado este punto, no sólo es que te lo toquen, es que se habla de manos que se introducen hasta el codo!!! Dios, no es ese el concepto que yo tenía de un tacto vaginal.

En la recta final de consultas, hoy tocaba matrona. Me flipa la seguridad con que alguien puede decir que el bebé pesa 3'1 kilos simplemente palpándome la barriga. Está un poco iluminada esta Pilar, que también me ha dicho que ande o que baile un poco para que me vaya bajando el bebé, tócate los pies, con las pocas ganas que tengo yo de hacer algo que no sea comer o estar tumbada. Así que mañana retomaremos los paseos, eso sí, en compañía, con el móvil en una mano y la carpeta azulita en la otra, por si las moscas.

Como tengo dos FPP (fechas probables de parto) me voy a quedar con la última, para evitar agobiarme más de lo necesario, pero son tantas las ganas que tengo de verle, que hasta no me importaría que naciera el 8 a pesar de que es la apuesta de la porra que más me toca el coño, casi literalmente hablando.

La boca no se me ha hinchado, ya sabeis que tengo los labios hinchados de serie, pero hay que ver qué lengua estoy echando, coño!

Recuerdo una editorial de literatura erótica que se llamaba La sonrisa vertical... qué forma más bella de describir esa mueca por la que transcurren tantas emociones... hasta la vida!

2 comentarios:

  1. Espero que te lleves el ordenador al paritorio y describas segundo a segundo tus emociones, angustias, miedos, alegrías... (ahora mismo se lo que estas pensando "y un coño pa ti" ¿me equivoco?)
    Un besazo, que mas te podría decir... ¡Ah si! Que la fuerza te acompañe...

    ResponderEliminar
  2. Jajajaa... no, no te equivocas, aunque también sabes que de buena gana lo haría si pudiera ser!
    Besos!

    ResponderEliminar