lunes, 30 de agosto de 2010

Caracoles con tomate

Persiste la angustia, que se expande como la lava de un volcán y va tomando distintas formas. Paso de la angustia propia de la náusea a la angustia insobornable de la incertidumbre: cómo será, llorará mucho, a qué hora abren los colegios, me crecerán más las tetas… y tantas cuestiones tan cercanas al ridículo que empiezo a tomarme en serio mi desquiciamiento hormonal.



Para estas cosas, y para muchas otras, los hombres son distintos, relativizan hasta el punto de restarle importancia a todo, que tampoco es normal, pero les hace más llevadera la situación, o por el contrario, cuando hablamos de cosas sencillas por habituales, tienen una tendencia natural a hacer un mundo de la nada.


Esta fue parte de la conversación que un recién estrenado padre y Jose tuvieron ayer:


- …Nada, tío, que me alegro un montón, ya verás como mola


-  Qué cabrón, oye tío, tu niño es igual que tú, pero en guapo… Lo que me extraña es que no se llame José María


- Oye tronco, tengo que darte un consejo muy muy importante, si no lo tienes en cuenta estás perdido


- Dime


- Unos caracoles con tomate son un antojo, un croissant a las cuatro de la mañana es hambre, que se levante ella…


Y siguieron hablando como hablan entre amigotes de temas tan trascendentales y profundos como el traspaso de Guti o la victoria del Atleti en Mónaco


Tiene su gracia el razonamiento, que las hay muy paponas y aprovechan la situación para hacer de sus contrarios unos auténticos esclavos, pero no es mi caso. Más bien al contrario.
En honor a la verdad, Jose siempre ha sido atento y solícito conmigo, y como era de esperar ahora no lo iba a ser menos, así que por el momento, puede estar tranquilo...


Esto de los antojos, yo creo, es una consigna entre embarazadas, un invento para sacar un mínimo beneficio en las atenciones de nuestros respectivos, es más, intuyo que mis antojos, de haberlos no serán de llevarse a la boca...


Se acaba de despertar Jose y me pregunta que si estoy bien.

- Si cariño, estoy bien...
- Qué guay, pues voy a bajar al "chino" que estoy de antojo


No, si lo que yo te digo...


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