miércoles, 1 de septiembre de 2010

Guaydelparaguaypapanamericano

Hoy estoy contenta. Si no fuera por lo que es, me marcaría un chuminero al ritmo del panamericano de Yolanda BeCool, que digo yo, que esos miramientos son ahora que me sé el percal, porque hace tan solo unos dias, ignorante del asunto, me marcaba yo unos pinos subacuáticos de padre y muy señor mío. Como dice el refrán, el que no sabe es como el que no ve.



Me encuentro serena, como la Williams, y en algo ha contribuido esa lluvia tranquila que ha caído hace un rato. Me dan ganas de ovillarme y cerrar los ojos y volar hasta caer rendida en brazos de Morfeo, pero esta silla, aún ergonómica, anatómica y Sinforosa, no deja de ser la silla de trabajo… y claro… no es plan aunque las ganas me sobren… madre mía que sueño!


Mi hermana, ejerciendo de madre en funciones y de tía experimentada, me cuida y me da caprichos que no pido, como esas patatas con carne que preparó ayer y tan bien me sentaron, o esa bolsita con un par de chupetes, un babero, y un peluche para el “guisante”.


Me llamó mi suegra para preguntarme que cuanto me medía la muñeca, y después de varias pruebas nada empíricas para determinar el sexo del bebé, pensé que esta sería una más, pero no, quería la medida porque me ha encargado una pulsera. ¿Será para los mareos?

He pasado por varias pruebas populares al estilo Grand Prix del esoterismo para saber si el guisante tiene pepe o cola, pero no hay quórum, con lo cual, la inexactitud de esta ciencia no saca de dudas a nadie. Eso a quien dude. Yo tengo muy claro por qué lo llamo guisante y no lenteja.

No hay comentarios:

Publicar un comentario