lunes, 28 de febrero de 2011

Marco en el Dia de Andalucia

Hoy, para celebrar el día de Andalucía, tenía cita por la mañana con el médico de familia, ecografía a primera hora de la tarde y clase del CPP de la que acabamos de llegar. Hubiera preferido estar en una caseta bebiendo rebujito y meneando las piernas al compás de unas sevillanas, pero como cada cual lo celebra como puede o quiere, yo lo he hecho despertándome a las 5 de la mañana con la muerte de Amparo Muñoz, desayunando un colacao y una magdalena mientras veía los trapitos de las celebrities en la red carpet de los Oscar - bendito sea el Señor qué hermosura de pechuga la de Pe aún embutida en ese vestido rojo tan parecido a esos que cuelgan de las perchas de plástico de las tiendas de los chinos- qué poco glamour, de lo que deduzco que tras su reciente maternidad, Pe se pasa el glamour por el arco del triunfo, vamos, por su santo coño.


Según salía de casa, un frio espantoso y un aire cruel me azotaba la cara, al momento ha empezado a llover, y apenas salía de la consulta un sol radiante e inesperado me ha devuelo las ganas de seguir mi paseo. De vuelta a casa con trapitos varios para mi niño chico, y siguiendo mi particular celebración andalucista me he comido por este orden un plátano de Canarias, una tapita de ensaladilla rusa y un postre de soja. Viva Andalucia.


A las 15'00 tenía cita con el ecógrafo, en este caso una señora más seca que las mimbres, que no ha abierto la boca más que para decirme "quítese las manos de la tripa". Conforme me las quitaba he tenido que hacer un esfuerzo tremendo por no darle una hostia, ganas no me han faltado, qué tia más siesa. Y al final de la exploración seguía sin decir nada. He logrado sacarle un "ya le informará su ginecólgo, es que todo está normal... pesa 2.200 y ya está colocado"


Dios, cuando he oído que ya estaba colocado he estado a punto de cagarme por la pata abajo... he respirado hondo, he buscado en mi madre una mirada tranquilizadora, y por suerte la he conseguido... pero sólo por un momento.


El papi no ha llegado a tiempo de entrar conmigo a la eco, de lo que casi me alegro, porque a buen seguro que le hubiera soltado una fresca a la siesa.


Otra vez de vuelta a casa, hinchados como pavos con esos 2200 gramos de carne en mis carnes, y al poco de hacer la digestión otra vez al ambulatorio a la clase de los lunes. Hoy tocaba "Partos complicados y una hora de ejercicio en colchoneta"


Pues bien, lo primero ha sido la colchoneta. No había para todos, así que mi marido que al principio se había sentado conmigo en mi colchoneta, se ha acomodado en una él solito, y la menda ha compartido colchoneta con el marido de otra embarazada dos colchonetas más allá de la mía/nuestra. Normal, lo que se dice normal no es. Ha tardado cerocoma en descalzarse, repantingarse y relajarse imaginando que estaba en Rock in Rio... y yo viéndomelas y deseándomelas para no tocar al marido de la otra, incapaz de relajarme ante semejante situación por más que haya hecho el intento de verme en mitad de una selva en plena tormenta.  Lo mejor de todo es que cuando le he dicho que cómo se había cogido la colchoneta para él solo en vez de dejármela a mí para no compartirla con el otro, y me dice "churri, si no pasa nada, como te has quedado ahi". ¡Tócate el coño mariamanuela!


Ejercicios a cuatro patas, rotación de pies, estiramiento de cuello, brazos, piernas "joder cariño, si parece que estamos en un entrenamiento"... qué obsesión tiene este hombre mío con el fútbol!


Después de la práctica, la espantosa teoría de un parto complicado, tan espantosa, que paso de recordarlo... prefiero quedarme con la idea de que mi niño está bien colocadito y crece dentro de la normalidad... ¿se puede pedir más?

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